Casi dos años separan estas tres fotografías. Muchas cosas han cambiado en esta experiencia australiana. La mayoría son recuerdos dulces y, de los otros, todavía estoy asimilando las enseñanzas.
Tres imágenes. Tres maneras de observar el agua. Diferentes maneras de sentirla, tratando de captar la esencia del momento, la belleza que esconde y que mi mente a veces no deja descubrir.
Intento observar desde las sensaciones y, cuando la mente se relaja y permite el silencio, surge la belleza de lo que es. Casi me convierto en aquello que veo, eso me ilusiona.
Muchos cambios en dos años. Desde Noosa, en la costa noreste, hasta la ciudad de los tatuajes, los amplios barrios de casas de madera y jardines en los patios, la manejable y acogedora Melbourne.
Desde la inspiración sobrenatural de las ballenas jorobadas y la cultura del surf en Byron Bay, de las comunidades New Age y las granjas de permacultura en Nimbin, hasta el sentido amor de familia hacia unos amigos que, como yo, vieron en el cambio la oportunidad de crecer.
Acumulo experiencias que en poco tiempo se desdibujan. Sólo aquellas en las que fluyo y dejo que la verdad me guíe, dejan la huella de lo sincero. Sin maquillaje son más bellas.
El juego de los primeros meses se transformó en compromiso, en retos vitales y preguntas que requieren atención y no distracción.
Cambios en los que la observación silenciosa me ayuda a entender que nada es permanente y que todo es bueno, todo sirve si no me quejo y observo la belleza que esconde su existencia.
Aceptar es liberarse, es crecer, ir más allá de los miedos que nos detienen, barreras que no nos dejan ver lo increíble que es, en realidad, todo. Dejar que el silencio hable y lograr que observarse a uno mismo en su entorno sea el placer del momento. No tener prisa y entender que todo va unido.
La gota en la ventana que ha dejado la lluvia, el río, el mar, el curro de mañana y la visita a casa del año que viene, todo sincronizado en un baile personal donde mejor no contar los pasos y despertar.
La perspectiva de la distancia ayuda. Nuevo en Australia, existen menos hábitos repetidos por los que dejarse llevar. Gente nueva, caras nuevas y una lengua que al principio no entiendes… y te ríes. Gosh!
Mejor despierto y me busco.
Una nueva realidad, una nueva tierra que descubrir. Surge la necesidad de respirar despacio y saborear. Lo que estoy haciendo puede ser grande, me fijaré en el cómo y lo haré bien, disfrutándolo.
Texto y Fotos by Albert Uriach
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